Este lunes Australia sufrió una fuerte tormenta de granizo con un diámetro de hasta 2 pulgadas acompañado de fuertes ráfagas de viento, entre los más afectados están Canberra y Melbourne, el fenómeno golpeó coches, ventanas, acabó con la vida de algunas aves y hasta cortó hojas y ramas de los árboles.
Más de 2600 hogares fueron destruidos y 28 personas perdieron la vida, sin contar los millones de animales. Según expertos hay hábitats y zonas de los bosques que ya no se podrán recuperar. Así lo confirmó Roger Kitching, ecologista de la Universidad de Queensland.
Por su parte, la Oficina de Meteorología de Nueva Gales del Sur, advirtió a la comunidad, sobre los fuertes vientos, el granizo y la tormenta. Además, hizo hincapié en las posibles tormentas eléctricas en el este y noroeste. Lo cierto, es que las tormentas son una dualidad, para la situación que vive Australia, pues, se pudiera pensar que es buena noticia por los incendios, pero existe el riesgo de inundaciones.